Cuando no valemos más que las circunstancias que nos rodean

29-06-07



Querido Diario:

Hoy voy a escribir una despedida. Una compañera que ha estado conmigo los últimos meses deja su puesto de trabajo y nos abandona frente a la jauría cotidiana de usuarios déspotas y torpes que nos ataca a diario. Parece ser que mi empresa funciona por impulsos, poniendo parches raros a problemas puntuales que surgen y les desbordan por falta de previsión. Uno de estos problemas puntuales parece que se ha normalizado, y la persona que se encargaba de solucionarlo sobra. Pienso que podría asignársele cualquier otro puesto, un refuerzo nunca viene mal, y seguro que podría hacer la misma tarea que hacemos los demás, pero no, es mas fácil para la empresa desprenderse de ella que buscarle una tarea.

Estamos obligados a trabajar para vivir, y la empresa lo sabe. Por eso acaba aprovechándose de nosotros, que no somos personas, sino herramientas al servicio de un idiota que encima no sabe usarnos correctamente. Cuando compras herramientas de precisión y las usas para lo que no están diseñadas acaban rompiéndose. Por desgracia, somos herramientas baratas y de fácil reemplazo.

Por eso quiero escribir unas líneas para despedirme de esta compañera que me ha proporcionado momentos de diversión, al provocar discusiones y peleas más o menos duras, y conversaciones verdaderamente interesantes, amén de dinamizar éste mi Querido Diario.

Un abrazo, Marisa, se te echará de menos.